Como otras tantas veces, esta noche tampoco he podido dormir pensando en ti. Es esa angustia
de cada noche la que no me deja conciliar el sueño, ese dolor interior cuando no estoy a tu
lado, aunque tú ni siquiera sepas que existo.
Decido coger mis auriculares y
escuchar algo animado, la música es lo único que me ayuda en esos momentos y
durante un tiempo me olvido de mis penas y de ti, de lo solo que me siento, de
no poder verte y a veces, solo a veces, me quedo dormido solo para volver a
soñar contigo.
Por la mañana temprano suena ese molesto
despertador que a cualquier persona amargaría el día pero a mí no, me
suena a gloria, significa que ya queda menos para volver a verte y darle un
sentido a mi miserable vida. El camino hasta clase es largo y frio, desagradable
en cierto modo pero no me importa, como si es el camino hacia la cima del
Everest, lo recorrería una y mil veces si con ello tan solo consiguiera llamar
tu atención y te fijaras en mi.
Llego hasta el silencioso pasillo
y entro en esa pequeña y vacía clase. Como cada día soy el primero en llegar,
me siento y me pongo a hojear mis apuntes con la mirada perdida sin prestarles
atención, solo para hacer tiempo mientras te espero. Ya queda menos.
Y por fin, 10 minutos después escucho
el eco de los pasos por el largo pasillo y apareces tú, mi luz, mi razón de ser, lo único que me
anima a aguantar allí día tras día. Te sientas algunas mesas más adelante, las
suficientes para poder mirarte disimuladamente sin que se te des cuenta y
entonces sonrío, no una sonrisa picara ni de alegría sino una de esas sonrisas
tontas de enamorado que incluso producen rechazo, entonces miras hacia mí y
agacho la cabeza descaradamente, seguro que te has dado cuenta de que te miro.
Eso es lo que hago todo el día,
mirarte, como ese niño asustadizo que ve a la niña más guapa del colegio y corre
a esconderse mientras la mira fijamente, al fin y al cabo como lo que soy. Debería
decirte algo pero ¿Cómo?; no soy muy bueno con las palabras, y aunque lo fuera soy
demasiado cobarde para poder decirte que te amo. ¿Cómo decirte que tus
ojos verde esmeralda son capaces de derretirme el alma? ¿Qué tu dulce y suave
voz me sume en la más profunda paz y me tranquiliza? ¿Qué una sola de tus
sonrisas es capaz de paralizar todo mi mundo y hacerme olvidar que todo lo de
alrededor existe?, simplemente ¿Cómo decirte que no puedo vivir sin ti? ¿Como decirte que te necesito?.
Tengo mucho miedo, quizás porque sé
que te perderé y no podré evitarlo. Seamos sinceros: tú eres la princesa del
reino y yo el príncipe de los mendigos, la noche y el día, somos agua y aceite,
un ángel como tú jamás se fijaría en un Don nadie
como yo, ni yo mismo me fijaría en alguien como yo y no sabría tratarte como te
mereces.
Maldita sea ¿Qué voy a hacer?
¿Por qué tuve que fijarme en ti? siempre me pasa lo mismo ¿Por qué me
arriesgaría a enamorarme otra vez solo para sufrir y al final acabar roto de
dolor una vez más? Dios, tengo tanto miedo….
Probablemente nunca leas esta
carta, no me atrevería a dártela y me odio por ello, porque te quiero como jamás he
querido a nadie y nunca llegaras a saberlo; seguiré lamentándome todas las noches y sumiéndome en el dolor hasta que al final seas solo un lejano recuerdo más.
No olvides que siempre hubo alguien que te amó
Licencia Creative Commons
Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0
No hay comentarios:
Publicar un comentario